Untitled Document

 

"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

www.surda.se

 

 

10-04-2010

 

 

Julio A. Louis

 

Este marzo 25 años después

SURda

 

 

 



De aquel marzo de 1985 -cuando el último ´ropero' transportó presos amnistiados hacia su liberación, con el Pepe como protagonista involuntario de la gran puteada y amenaza final de los carceleros- a este marzo de 2010 -en que las Fuerzas Armadas rinden respetuosos honores al electo presidente de la República, don José Mujica Cordano- hay un largo trecho. Tratemos de ubicarnos para saber que ha pasado y está pasando, sin la puerilidad de considerar que estamos en condiciones magníficas y con rumbo cierto, ni la tontería dogmática de juzgar que ha habido una premeditada maniobra de traidores para que, a pesar de las apariencias, todo siga igual.


Quienes valoramos que la lucha de clases es el motor de la historia y en ella deben buscarse las claves interpretativas de la realidad, debemos analizar el estado de esa lucha de clases en las tres formas en las que se expresa: la económica, la política y la ideológica durante este cuarto de siglo.


El ´socialismo real' cae y el capitalismo se fortalece aplicando la orientación neoliberal, lo que significa mayor centralización del capital y concentración de la riqueza , a la vez que acrecentada desigualdad y miseria para las grandes mayorías. Ese proceso implica también una profunda recomposición de la clase trabajadora, afectándola en su articulación, en su unidad, en su trasmisión de ideas, etc. La nueva estructura económica debilita a la clase trabajadora y a las populares en general a escala mundial, regional y nacional.


El neoliberalismo comienza a implementarse con la dictadura de Pinochet en Chile, prosigue con Tatcher y Reagan y se generaliza, al tiempo que se hunde y desarticula el ´sistema socialista'. Se sufre la dura ofensiva de los años 90, en la que las Fuerzas Armadas son la garantía final de subordinación al imperialismo norteamericano. Es un imperialismo muy agresivo, manifestado en sucesivas intervenciones que no se detienen ante el derecho internacional, sucediéndose guerras que -directa o indirectamente- perpetúa contra los pueblos de Afganistán, Irak, Palestina, etc.


La hegemonía ideológica de la burguesía imperialista, expuesta con la arrogante afirmación del ´fin de las ideologías' de Fukuyama, se complementa con el control férreo de los medios masivos de comunicación, capaces de proyectar hasta la noticia más anodina con un fuerte basamento ideológico defensor del sistema.


Mientras tanto, en términos sindicales, políticos e ideológicos, los trabajadores y las clases populares -y las izquierdas como sus expresiones- se baten en retirada y se recomponen en medio de fuertes contradicciones. La asimilación de los fracasos exigirá enfrentar las visiones dogmáticas, pero a la vez esas izquierdas se sienten asaltadas por concepciones liberales burguesas, y se vuelve ´normal' que sus dirigentes se empapen de ellas. Es el caso del Frente Amplio que realiza un Congreso ideológico (el ´Tota Quinteros') con líderes que estimulan la derechización, y que llegan a intentar cambiarle su bandera y denominación.


No obstante, la acción de la dictadura militar y los gobiernos neoliberales colorados y blanco más la adquisición de cierto grado de conciencia de clase, empujan a esas masas al Frente Amplio. Y con particularidades nacionales, el acceso al gobierno de fuerzas de izquierda se generaliza en América del Sur.


En esa América del Sur –en muchos aspectos a la vanguardia política mundial- se vive a una situación singular: las clases dominantes no pueden gobernar ´como antes' y las clases populares acceden a los gobiernos, a través de expresiones políticas novedosas, ´progresistas', descalificadas como ´populistas' por los reaccionarios. Pero su incidencia en los gobiernos dista mucho de la conquista del poder detentado por el bloque dominante burgués trasnacional, que se abroquela y defiende con la posesión del dinero, de las armas y de los medios masivos de comunicación. La lucha de clases se traduce en cierto equilibrio: la debilidad del bloque dominante se manifiesta en que pierde el gobierno, mientras que la debilidad de las clases explotadas y oprimidas se expresa en sus marchas y contramarchas, en las dificultades para pasar de la posesión del gobierno a la conquista del poder y de la hegemonía ideológica.


Caio Prado, destacado historiador, acerca de la independencia de su país (“Evolución política de Brasil” ) reflexiona que las clases populares no se encontraban políticamente maduras para hacer prevalecer sus reivindicaciones ni las condiciones objetivas de Brasil eran favorables todavía para la liberación económica y social, de lo que emanó la discontinuidad y la falta de rumbo claro. Su reflexión nos motiva para hurgar en las debilidades actuales de diversos regímenes del continente, en especial, en el de Uruguay, y para estimular el debate acerca de cómo evitar que los procesos transformadores se empantanen y devengan en nuevos regímenes obedientes del imperialismo, tendencia ya dominante en los países del Pacífico, salvo Ecuador.


 

 

 
Copyright © 2007 SURda All rights reserved. webmaster@surda.se